El verano no tiene por qué ser solo fiesta, viajes y fotos en la playa. El verano puede ser un tiempo de refelxión para parar, respirar y mirar hacia dentro. En una cultura que nos empuja a hacer, mostrar, rendir y estar siempre disponibles, el descanso profundo puede convertirse en un acto radical de autocuidado.
El verano, con sus pausas, su ritmo más lento y sus silencios, puede ser una puerta abierta a la reflexión. Y eso, aunque duela al principio, también es sanador.
Lo que aparece cuando bajamos el ritmo
Muchas personas sienten que en verano “les cae todo encima”. Al detenerse, aparecen emociones postergadas: tristeza, vacío, confusión, ansiedad. Lo que durante el año se mantenía a raya con la actividad constante, en vacaciones puede emerger sin filtro.
Esto no es un problema: es una oportunidad.
La Terapia Gestalt entiende el malestar no como algo que hay que tapar, sino como una señal de que algo necesita ser mirado, atendido y acompañado.
Reflexionar no es hacerlo todo solo
Reflexionar no es encerrarse en la cabeza ni caer en el bucle de “¿qué hago con mi vida?”. Reflexionar es abrir espacio interno para escuchar sin exigencia, para preguntarse con honestidad:
- ¿Qué necesito en esta etapa de mi vida?
- ¿Estoy siendo fiel a mí, o solo a las expectativas ajenas?
- ¿Qué me duele y qué sigo evitando mirar?
- ¿Qué vínculo necesito soltar o sanar?
Estas preguntas no siempre tienen respuestas inmediatas. Pero el verano puede darte el permiso de no responder todavía. Solo sentir. Solo darte cuenta. Solo habitarte.
El verano para el colectivo LGTBIQ+
En el colectivo LGTBIQ+, y especialmente entre hombres gays, el verano puede tener una carga particular: presión por el cuerpo, por socializar, por tener pareja, por estar “a la altura” del ideal. Pero también puede ser un momento para hacer las cosas distinto.
Puedes elegir no mostrarte.
Puedes elegir descansar sin culpa.
Puedes elegir no gustar a nadie más que a ti.
Puedes aprovechar el verano no para ser más, sino para volver a ti.
Parar también es avanzar
No todo movimiento es hacia fuera. A veces el avance es hacia dentro. Revisar tu historia, tus vínculos, tus hábitos, tus deseos. Sentir el cuerpo. Registrar tus límites. Escuchar lo que se mueve por debajo del ruido.
Eso también es un proceso.
Eso también es valioso.
Eso también es crecer.
Un acompañamiento posible
Si este verano está despertando en ti preguntas, incomodidades o una necesidad de entenderte mejor, la terapia puede ser el espacio donde todo eso tenga lugar sin juicio.
Trabajo desde la Terapia Gestalt, con una mirada corporal, emocional y afirmativa, especialmente dirigida a personas LGTBIQ+ y hombres gays que desean vivir con más autenticidad y menos exigencia.
Puedes pedirme cita si quieres empezar un proceso de acompañamiento que respete tu ritmo, tu historia y tu momento vital.