Sentirse triste forma parte de la vida. Todos atravesamos momentos difíciles: una ruptura, un cambio, una pérdida o la sensación de estar desorientado. Sin embargo, cuando esa tristeza se vuelve profunda, persistente y parece no tener salida, puede transformarse en depresión.
Distinguir entre tristeza y depresión es esencial para saber cuándo puedes sostenerte con tus propios recursos y cuándo es momento de buscar acompañamiento terapéutico. La terapia Gestalt y la terapia afirmativa LGTBIQ+ ofrecen un espacio para entender lo que sientes sin juicio y con presencia.
La tristeza: una emoción que ayuda a procesar
La tristeza no es un error. Es una emoción natural que aparece cuando algo importante cambia o se pierde. Nos invita a parar, sentir y elaborar lo ocurrido.
Aunque a menudo tratamos de evitarla, la tristeza cumple una función: nos conecta con la vulnerabilidad y nos enseña a soltar. Si se le da espacio, suele pasar con el tiempo.
Por ejemplo, tras una ruptura, sentirte apagado durante unos días es normal. Tu cuerpo y tu mente se están ajustando a una nueva realidad.
La depresión: cuando la tristeza se vuelve crónica
La depresión es diferente. No solo se siente tristeza, sino también vacío, culpa, cansancio o desconexión. Puede aparecer incluso sin una causa clara.
Algunas señales de alerta son:
- Falta de energía o motivación durante semanas.
- Pérdida de interés por lo que antes disfrutabas.
- Dificultad para concentrarte o dormir.
- Sensación de no tener salida o propósito.
En el colectivo LGTBIQ+, estas sensaciones pueden verse amplificadas por la homofobia interiorizada o la sensación de no pertenecer. (Relacionado: depresión en hombres gays)
Cómo saber cuándo pedir ayuda
Puedes sostener la tristeza con apoyo, autocuidado y tiempo. Pero si sientes que la vida se ha vuelto demasiado pesada, pedir ayuda no es un signo de debilidad: es un acto de amor propio.
Considera acudir a terapia si:
- La tristeza dura más de dos semanas.
- Te cuesta realizar tareas cotidianas.
- Te aíslas o pierdes el contacto con los demás.
- Sientes desesperanza o pensamientos autodestructivos.
La terapia te ayuda a poner nombre a lo que sientes, a liberar la carga y a construir nuevas formas de estar en el mundo.
Conclusión
La tristeza te acompaña para sanar; la depresión, en cambio, te pide acompañamiento. Reconocer la diferencia te permite actuar antes de que el dolor se convierta en bloqueo.
Si sientes que llevas tiempo apagado y no sabes cómo salir de ahí, no tienes que hacerlo solo.
👉 En mi página web puedes pedir una primera sesión gratuita y empezar a recuperar tu equilibrio.