La autoestima es la manera en que nos valoramos, cómo nos tratamos y cómo nos miramos a nosotros mismos. Tener una buena autoestima no significa creer que somos perfectos, sino reconocer nuestro valor incluso con nuestras luces y sombras. En el colectivo LGTBIQ+, la autoestima a menudo se ve afectada por la homofobia, los estereotipos y las experiencias de rechazo. Por eso, trabajarla en terapia afirmativa y desde la terapia Gestalt es clave para recuperar la confianza y vivir con autenticidad.
¿Qué es la autoestima?
La autoestima es la percepción que tenemos de nuestro propio valor. Afecta a cómo pensamos, cómo nos relacionamos y cómo afrontamos los desafíos de la vida. Incluye tres dimensiones:
- Autoimagen: cómo te ves físicamente y cómo percibes tu cuerpo.
- Autoconfianza: la seguridad que tienes en tus capacidades.
- Autovaloración: la forma en que te tratas y te reconoces como digno de amor y respeto.
Cómo se construye la autoestima
La autoestima no es fija, se va construyendo a lo largo de la vida. Algunos factores clave son:
- Experiencias tempranas: mensajes familiares, apoyos o críticas que recibiste de pequeño.
- Relaciones: cómo te han tratado tus amistades, parejas y entornos.
- Sociedad y cultura: expectativas, estereotipos de género y modelos de éxito.
- Homofobia interiorizada: en el colectivo LGTBIQ+ es común cargar con la idea de “ser menos”, lo que impacta directamente en la autoestima.
Signos de una autoestima baja
- Dificultad para poner límites en relaciones.
- Comparaciones constantes con los demás.
- Dependencia de la validación externa.
- Autocrítica excesiva y sensación de no ser suficiente.
- Vergüenza al mostrar tu vulnerabilidad.
Cómo empezar a trabajar la autoestima
Algunas claves desde la terapia Gestalt y la terapia afirmativa:
- Escucha interna: identificar las voces críticas y diferenciar de quién vienen.
- Grounding: reconectar con tu cuerpo como base de seguridad.
- Autocompasión: hablarte como hablarías a alguien a quien quieres.
- Reconocimiento: valorar tus logros y pequeños avances.
- Terapia: abrir un proceso donde puedas explorar tus heridas sin miedo al juicio.
Conclusión
La autoestima no es algo que se tenga o no se tenga, sino un proceso que se puede cultivar día a día. Reconocer tu valor, aunque no encajes en todos los moldes sociales, es un acto de libertad y de cuidado hacia ti mismo.
Si sientes que tu autoestima está dañada y quieres empezar a reconstruirla, la terapia puede ser el espacio seguro donde dar ese primer paso.
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